Microrrelato 3
Desplegué las alas y pude
comprobar que... ¡podía volar! Era un niño elfo y fui uno de los únicos que
aprendió a volar. Para ello estuve volando o intentando volar muchas veces. Me
rompí una pierna en el último intento, pero me recuperé y empecé a volar.
Cada elfo tenía una función, a
mí me tocó de recolector. Tenía el poder de mover cosas como árboles frutales.
Os preguntaréis qué tienen en cuenta para decir qué función realizaremos. Simplemente
evalúan nuestro poder.
Un día mis padres me contaron la
historia del monstruo del bosque, era un ser que absorbía nuestros poderes y
nos mataba. Yo lo vi un día que mi balón se fue hacía el bosque. Ese día mi
padre lucho con él y consiguió cortarle una mano.
Me he estado preparando para
luchar contra él con ayuda de un monje mágico que me dio poderes.
Al mes siguiente fui elegido
como rey y acepté. Escogí 30 hombres y me dirigí al bosque. Encontramos al
monstruo indefenso y descubrimos que sólo era el que protegía a su pueblo. Le
ayudamos, y desde ese día los monstruos fueron nuestros amigos.
¡Qué imaginación más buena!
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